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Andrea Verónica Abalos

EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN

Arte y Alienación (Herbert Read)

Arte y Alienación (Herbert Read)

Poco vemos en la Naturaleza que sea nuestro. Wordsworth

 

Todas estas consecuencias del hecho de que el trabajador ve el productode su trabajo como una cosa extraña a él. Marx

 

Definición. Por alienación se entiende un modo de experiencia en el cualla persona se siente extraña a sí misma; se diría enajenada de sí misma.Ya no se siente centro de su mundo, dueña de sus actos: se haconvertido en esclava de sus actos -y de sus consecuencias-, obedece yhasta, a veces, los reverencia. El individuo alienado está tandesconectado de sí mismo como de los demás. Siente su propia personay la de los otros del mismo modo como siente las cosas: con sus sentidosy su sentido común, pero sin relacionarse productivamente consigomismo y el mundo exterior. Erich From, La Sociedad Sana.

(...)

1. El fenómeno general de la alienación, sobre el cual tanto se ha escrito desde que Hegel creóel término y Marx le dio significado político. El vocablo se usa para denotar un problema social yotro psicológico, sin ser ambos más que dos aspectos del mismo problema, el cual en esenciala progresiva separación entre las facultades humanas y los procesos naturales. Aparte de las muchas facetas sociales del problema (la división del trabajo, que conduce a su eliminación, esdecir a la automación, y demás consecuencias de la revolución industrial, tales como laaglomeración y la congestión urbanas, las enfermedades y la delincuencia), existe un fenómenogeneral que, pesa a haber sido observado por filósofos sociales como Ruskin y Thoreau, no alarma a los sociólogos “científicos”: es lo que podríamos llamar la atrofia de la sensibilidad.

Si,desde el nacimiento hasta la madurez, no se fomenta y educa la capacidad de ver y manipular,de tocar y oír, así como todos los refinamientos de los sentidos que el hombre fue acumulandoen la conquista de la naturaleza y de las sustancias materiales, el ser resultante casi no merecellamarse humano: es un autómata de mirada obtusa, aburrido e indiferente, que sólo desea la violencia, en cualquiera de sus formas: acción violenta, sonidos violentos, toda distraccióncapaz de excitar sus nervios muertos. Busca entretenimientos en los estadios de deportes, lossalones de baile, la “contemplación” pasiva de crímenes, farsas y actos sádicos que desfilan porlas pantallas de televisión, en el juego y los estupefacientes.

2. Al imponerse el racionalismo científico, se produjo inevitablemente una decadencia de lasreligiones. Muchos se lamentan de que el progreso científico no haya sido acompañado de unequivalente progreso en los niveles éticos, pero muy pocos observan que las mismas fuerzasque destruyeron el misterio de lo sagrado han destruido también el misterio de lo bello. Citandonuevamente a Burckhardt:“… desde el comienzo de los tiempos, artistas y poetas se hallan en grandiosa y solemnerelación con la religión y la cultura…, ellos son los únicos capaces de interpretar y dar formaimperecedera al misterio de lo bello. Todo lo que en la vida pasa a nuestro lado, tan fugaz, raroy desigual, es recogido en un mundo de poemas, en cuadros y grandes ciclos pictóricos, encolores, piedras y sonidos, dando forma a un nuevo y sublime mundo sobre la tierra. A nodudarlo, la belleza sólo puede sentirse a través de manifestaciones artísticas como laarquitectura y la música; sin las artes no sabríamos de la existencia de la belleza”.

Más aún sinlas artes no sabríamos de la existencia de la verdad, pues ella se hace visible, aprehensible yaceptable solamente en la obra de arte.De ninguna manera pienso que este proceso de racionalización puede ser reversible: la mentenunca renuncia a sus conquistas materiales, aun a riesgo de una catástrofe mundial.

 Simplemente, pongo de relieve el hecho evidente de que los alcances del conocimientocientífico son todavía limitados. La naturaleza del cosmos, el origen y propósito de la vidahumana, son aún un misterio, lo cual significa que la ciencia no ha llegado a reemplazar deningún modo la función simbólica del arte, que sigue siendo necesaria “para vencer laresistencia del mundo bárbaro”.

3. Para terminar, mencionaré muy tímidamente una característica de nuestro modo de vida que,pese a estar fuertemente enraizada en nuestros adorados ideales democráticos, es adversa alarte. Ya he dicho que las obras de arte son producidas por individuos, verdad de la cual sedesprende que los valores del arte son esencialmente aristocráticos: no están determinados porel nivel general de sensibilidad estética, sino por la más elevada sensibilidad estética que se daen cada momento histórico. Esta facultad es privilegio de un número de personas relativamentereducido; son los árbitros del gusto, los críticos, los conocedores y, sobre todo, los propiosartistas, cuyo intercambio fija el nivel estético. Cualquiera sea nuestra opinión acerca de lasteorías de Carlyle o de Burckhardt sobre la importancia de los grandes hombres en la historia -el segundo hace notar que existen varias categorías de grandes hombres, algunas de dudosobeneficio para la humanidad- y aceptemos o no la teoría de las “raíces” del arte, a la cual hedado bastante difusión y me mantengo fiel sin paradoja, lo cierto es que la historia del arte esuna gráfica trazada entre los puntos que marcan la aparición de un gran artista en la historia. Esposible que un Miguel Ángel o un Mozart sean producto de fuerzas determinables, hereditariaso sociales, pero una vez que han creado sus obras, la historia del arte cambia de curso. Desdeluego, no afirmo que la historia del arte coincide con la de la cultura. Ésta no es ni siquiera lasuma de todas las artes, o la de éstas y las costumbres y las ideas científicas y religiosas de unperíodo dado. Como bien observó T. S. Eliot, las partes en que puede descomponerse la culturaactúan unas sobre otras creando esa cultura, que es más que la suma de ellas. Paracomprender plenamente una de las artes, preciso es comprenderlas todas. No obstante, “haynaturalmente culturas superiores que, en general, se distinguen por una diferenciación de lasfunciones de los miembros de la sociedad. Así, se reconocen estratos más cultos y menoscultos, por sobre los cuales se ubica a los individuos de cultura excepcional. La cultura de unartista o un filósofo difiere de la de un minero o labrador; la del poeta será algo distinta de la delpolítico; mas en una sociedad sana todas son partes de la misma cultura, de modo que elartista, el poeta, el filósofo, el político y el obrero poseen una cultura en común, que nocomparten con otras personas de igual ocupación pero distinto país”.

Fragmento