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Andrea Verónica Abalos

Uno más...

 

 

LA ENTREGA

 

Se clavó el cuchillo en el centro del corazón. Había llegado la hora. Toda su vida alardeó sobre esta particular forma de amar.

Sí, definitivamente lo hizo. Tomó el filoso elemento, cerró con llave la puerta, respiró hondo y de pie frente a la ventana hundió el metal en el pecho. Se asustó, el dolor lo paralizó. Cayó en el parquet y la madera se tiñó de rojo. La ropa, los zapatos, todo se tornó húmedo y amargo.

Durante los instantes en que la sangre corría y su aliento se extinguía; se preguntó cómo sería amar de otro modo, uno menos heroico, quizás.

Donar la vida, esta extraordinaria ofrenda, sólo por esta increíble interpretación del amor.

La sangre se enfriaba y todo se desvanecía y la existencia entera pasó como una película por su mente.

Sus primeros años, su madre en la cocina, la infancia en la casa de la galería grande, el jardín verde, el encuentro con su amor, el primer beso, las caricias, las sonrisas, el nacimiento de sus hijos y por ellos; todo: el espíritu y la intrepidez.

Recorrió todos sus instantes, cada respiro de su vida, vio todo y un poco más.

Llegó el día. Fatídico y determinante momento en que tuvo que cumplir con la profecía tantas veces enunciada.

Les entregó su vida, dio literalmente su corazón, estaba convencido, seguro… no conocía otra manera, ni otro camino.

Y se preguntó, ¿habrá valido la pena? Merecían estos seres, la flagelación del amor.

Por supuesto fue muy tarde, ese fue su último pensamiento antes de cerrar los ojos para siempre.

 

Por Andrea Abalos 

 


 

1 comentario

Leiza -

QUÉ TRISTE.... ¿HABRÁ VALIDO LA PENA?